Escrito en Febrero 1999
El éxito
y la suerte.
“Podrás ser dueño de tus decisiones, pero no
de tus circunstancias”
Antonio Tintos R.
La suerte se enteró de que el éxito no creía en ella y
de que en todos lados comentaba que solo los tontos creían en la buena o mala
suerte, así que se encarnó en una bella mujer y salió en busca del engreído
éxito que viajaba en un hombre de edad madura. El éxito se encontraba muy
ocupado trabajando, estudiando y rodeándose de gente importante para sus
negocios cuando observó a la suerte sentada en un mullido sillón con un
ajustado vestido blanco, la pierna cruzada y tomando apuntes con un bolígrafo
dorado que tomaba con su mano derecha ¡Que hermosa! Pensó para sí el éxito e
inmediatamente se propuso ¡Debe ser mía! Llamó a su amiga la oportunidad y le
encargó que no dejara ir a esa mujer ya que le había interesado. Ese día, el
éxito logró cerrar muchos negocios importantes y acrecentar su fortuna
económica, decidió cerrar con broche de oro su día invitando a cenar a la
hermosa mujer que acababa de ver y así lo hizo, disfrutaron de una larga charla
y una rica cena. El éxito quedó fascinado con aquella hermosa dama, sin embargo,
después de salir por un tiempo juntos no tuvo fortuna en volverla a encontrar,
debido a los múltiples compromisos que tenía el éxito en los días posteriores.
Intrigado por” la suerte” de aquella mujer, le ordenó a su asistente “la
ciencia” que investigara quien era en realidad y donde vivía, también le ordenó
a sus trabajadores
“los recursos económicos” que no escatimaran en gastos
hasta encontrarla.
El, sabedor de su poder, solamente esperó para volver
a tener noticias de ella.
El éxito continuó su camino de triunfos
haciéndose cada día más arrogante y diciendo que todo lo que tenía era única y
exclusivamente por su trabajo. Su amiga
“la
solidaridad” y su mejor amigo “el equipo” poco a poco lo fueron abandonando por
no otorgarles el mínimo crédito por los logros obtenidos. Un día en que el
éxito se encontraba dando una gran conferencia sobre la economía y las
estadísticas, observó como la vez pasada que una bella mujer estaba sentada al
final del auditorio en la misma pose que la anterior, solo que ahora con un
horrible vestido negro, la pierna cruzada y pese al anuncio luminoso de “no fumar”
tenía un cigarrillo encendido en la mano izquierda. El éxito enfadado por el
atrevimiento de aquella “mala mujer” detuvo su conferencia para solicitar a las
autoridades que se encontraban encarnadas en
“la intolerancia y la ira” la sacaran del
auditorio, en ese momento, se apagó la luz eléctrica, la gente comenzó a
alarmarse y pese a la indicación de que no se movieran de sus lugares comenzaron
a atropellarse para salir, puesto que comenzaba a esparcirse el olor a quemado
de la alfombra debido aparentemente a que “alguien” había tirado una colilla de
cigarro encendida en ella. Ese día el éxito perdió varios negocios importantes,
su empresa se fue a la quiebra y los que eran considerados sus amigos lo
dejaron solo, otros más “realistas y escépticos “al ver sus ganancias
totalmente afectadas en las bolsas de valores decidieron suicidarse. Aquel
hombre comenzó a verse triste y
derrotado, un día decidió salir a la calle decidido a volver a ser el mismo de
antes ,en el camino se encontró con las dos bellas mujeres que significaron el
principio y el fin de su “éxito” la alegría de ver a la bella mujer vestida de
blanco a quien por sus múltiples ocupaciones no volvió a buscar más, contrastaba
con la rabia de ver a la bella mujer vestida de negro, quiso acercarse a la
mujer de blanco pero se sintió sin armas al pensar que ¡ya no tenía nada que
ofrecerle! y en ese momento pensó en echársele encima a la mujer de negro y descargar toda su rabia
contra ella, pero la mujer de blanco lo detuvo y le comentó: no te esfuerces en
buscar culpables tu eres la causa de todo, si, tu eres el único culpable. La
primera vez en que me aparecí ante ti vestida de “circunstancias favorables” deseaste
tenerme y hasta me buscaste, por eso, la fortuna te sonrió porque ese día creíste
en mí, sin embargo, tu ego te hizo pensar que tú eras el dueño de las
circunstancias y hasta te atreviste a decir que solo los tontos creían en la
suerte. La segunda vez me aparecí ante ti vestida de “circunstancias negativas”
como un aviso de que no era el momento más favorable para realizar esos
negocios, pero una vez más tu Ego te cegó y te volviste a sentir dueño de las
circunstancias y con el poder de desalojarme de tu vida, pero ya vez, ese día
la fortuna no te sonrió. Tenías la “buena suerte” de contar con dos grandes
amigos a quienes no valoraste y hasta desdeñaste” la solidaridad y el equipo”
quienes desde entonces trabajan con otra amiga más justa e igualitaria llamada “Esperanza” y cuyo
apellido es “paciencia”.
Ante toda esta serie de
acontecimientos solo me resta preguntarte ¿Existe o no la suerte? A lo que el
éxito contestó: no existe, porque yo pude prever esos acontecimientos y no lo
hice, también falló mi equipo de trabajo porque no cubrió esas expectativas y
el equipo de seguridad no actuó a tiempo ¿Y la energía eléctrica? repuso la
suerte ¿Tú también tuviste la culpa de que se haya ido la luz en la ciudad?
No, respondió el éxito pero pude haber
contratado luces de emergencia, ¡pero aun así la gente se hubiera ido al
percibir el olor a quemado! comentó la suerte, claro, repuso el éxito y todo
por culpa de esta maldita mujer vestida de negro. ¿No lo has entendido? dijo la
suerte, somos la misma persona pero en diferentes matices. Tu elegiste a la”buena
suerte”en la mujer vestida de circunstancias favorables, la conociste y la
disfrutaste cuando la fortuna te sonreía, después, conociste las “circunstancias
desfavorables” y las rechazaste negándote a aceptarlas, provocando lo que ahora
consideras tu “fracaso”, esa es la “mala suerte” ¡pero yo soy quien decide!
argumentó el éxito ¿Puedes decidir que esto no hubiera pasado? Comentó la
suerte, ¡no, ahora ya no!, repuso el éxito, ¿Puedes elegir estar vivo ahora? preguntó
la suerte ¡claro por eso estoy vivo! contestó el éxito, ¿Estás seguro? contestó
la suerte, ¡sí!, contestó el éxito y acabo de recordar que fui tan precavido
que dejé mi empresa asegurada y voy a ir inmediatamente a cobrar el seguro¡ es
tarde! comentó otra voz, ya lo están cobrando los afortunados que tienen la
“buena suerte” de estar vivos, ¿tu quién eres? preguntó el éxito, ¡Soy la muerte! Contestó la voz,
algunos me consideran de “mala suerte” pero se que tu solo me considerarás un
fracaso porque eres un escéptico. ¡No puede ser, no puede ser! gritaba el
éxito, pero apenas hace algunas horas tenía el éxito de estar vivo ¿El éxito o
la suerte? dijo la muerte. Como veras por más exitoso que seas no puedes
remediar o predecir la muerte. Eso amigo mío se llama destino. Y solo alguien
mas poderoso que tú lo puede decidir, así que solo te queda rezar porque quien
decida por ti allá arriba tenga piedad y
te permita disfrutar de lo que has logrado. Pero en tu caso no fue así, ya que
otro disfrutaran de lo que tu lograste con tu éxito ¡Felicidades! trabajaste
toda tu vida para asegurar la “Buena suerte” de otros ya que tu no creías en la
tuya ,alguien más tendrá la suerte de dormir con tu mujer ,convivir con tus hijos,
disfrutar de tus millones y comer de tus manjares, gracias a que tu no valoraste
la “Buena suerte” de disfrutar de las cosas sencillas de la vida, aseguraste el
bienestar económico de tus hijos, pero quien sabe si tendrán la “ buena suerte”
de gozarlo ya que por “mala suerte” perdieron a su padre.
Tuviste
éxito en los negocios, pero ya no tienes la “buena suerte de estar vivo “puesto
que fuiste el último de salir de aquel auditorio y te asfixiaste con el humo
que por
cierto ,no originé yo sino el corto circuito
de las malas instalaciones de tu empresa.
Tal
vez esto si lo podrías haber previsto si aun tuvieras la buena suerte de contar
con tu equipo de trabajo pero recuerda que tu mismo te encargaste de despedirlos
por tu falta de consideración y reconocimiento hacia ellos. En fin, la “Buena o
mala suerte “existe, solo que los humanos disfrazan de éxito a la “Buena
suerte” y de fracaso a la “Mala suerte” Cuando se sacan la lotería dicen “Que
buena suerte” y no dicen “Tuve éxito en sacarme la lotería”, Tuviste éxito en
nacer? no, fue “Buena suerte “aunque existe quien considera “Mala suerte” el
haber nacido, todo depende de las circunstancias de su nacimiento y ¿Qué me
dices de los que nacieron con necesidades diferentes? ¿Ellos tienen tanto éxito
como los considerados “normales” o no tuvieron “tanta suerte”? ¿Tuvieron éxito
los aliados de Hitler en asesinar a los seis millones de Judíos o simplemente
tuvieron la suerte de no serlo?, ¿crees en el bien y el mal? entonces deberás
creer en la buena y mala suerte. Recuerda, podrás ser dueño de tus decisiones
pero no de tus circunstancias. Cuando alguien contrae matrimonio se dice”
prometo estar contigo en lo prospero y en lo adverso” es decir, en el éxito o
el fracaso, en la salud y en la enfermedad o sea en la buena y mala suerte, y
así existen muchas analogías que no terminaría de explicarte. Sin embargo, debo
decirte que así como tú consideras que eres el único que ha forjado su éxito,
existen personas afortunadas que piensan que solo por ellos lo son, rodeándose
de envidias en vez de un buen equipo de trabajo. Puedes creer o no en la buena y
mala suerte, puedes creer que solo existe el éxito o el fracaso, pero lo que no
debes dejar pasar desapercibido , es el hecho de que existen situaciones afortunadas
y desafortunadas, que regularmente, se
dan en los momentos menos esperados sin que nadie pudiera siquiera imaginarlos.
La
buena suerte, el destino y la muerte decidieron darle una oportunidad al éxito.
Le
quitaron a su pesada acompañante “la soberbia” y lo enviaron de regreso a la
vida a “probar suerte”. Ahora ve de regreso a la vida le dijeron, y asegúrate
de que tu éxito contribuya a cambiar “la mala suerte” de muchas personas
desafortunadas que no han tenido las oportunidades que tú tuviste para salir
adelante, ah, y en el camino reconcíliate con la solidaridad y el equipo y no
te vuelvas a separar de ellos, recuerda darles el reconocimiento que merecen. Apóyalos
para que también logren ser personas de éxito y así después ellos cambien la
suerte de otros mas. Vamos, te deseamos éxito y que la buena suerte te acompañe.
Unos
días después, el éxito caminaba por los pasillos de una gran escuela encarnado
en un hombre con preparación, solidaridad y espíritu de compromiso. Efectivamente
era un maestro quien regularmente exaltaba las buenas cualidades de su equipo
de trabajo y no dejaba de felicitar e incentivar a sus
compañeros para hacer realidad sus proyectos cambiando el destino de muchos
jóvenes que tuvieron la “buena suerte” de conocer de cerca a ese nuevo profesor
a quien consideraban una persona valiosa y de éxito.
Antonio
Tintos Recillas.
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